Como director de actores, Agazzi es un talento prodigioso. Produce placer ver actuar en “Los hermanos Cartagena” a Edwin Morales, Eddy Bravo, Edgar Vargas, María Teresa Sierra, Melita del Carpio y Willy Pérez entre otros renombrados trabajadores del teatro que —además de dar vida a aquellos personajes tan intensos creados por Gaby Vallejo en su fundamental novela— formaron un staff permanente bajo la dirección del cineasta en otros proyectos como “Amargo Mar”
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Fue en un mercado bucanero, de esos que proliferan en los barrios del Gran Poder de La Paz, donde cedí a la tentación pirata viendo entre un mar de discos digitales un DVD con el título “Los hermanos Cartagena”, aquel filme que dirigió Paolo Agazzi en 1984 adaptando la novela “Hijo de Opa” de Gaby Vallejo. “Compra ya, compra ya” me dijo un alma pecadora y no tuve más remedio que violar inocentemente la Ley de Derechos de Autor, lo confieso desde la austeridad de mis bolsillos.
Pero no me arrepiento. Si bien “trucho”, el DVD en cuestión cuyo original fue lanzado en el 2003, me brindó uno gozo poco frecuente mirando una película boliviana. Casi a 20 años de su rodaje, la tecnología digital elevó a niveles asombrosos la calidad audiovisual del filme; y consecuentemente las imágenes de alta resolución y el sonido impecable “redefinieron” el contenido y la trama que son perfecta adaptación de una de las mejores obras de la literatura nacional; y a ello contribuyó la participación directa de la novelista, Gaby Vallejo, en la guionización de la versión cinematográfica. Esta bellísima dimensión en la forma y el fondo de la película, ahora remasterizada y digitalizada, no parecía tan contundente en el celuloide de 1984.
Así es que descubrimos a un director que viniendo de la escuela italiana, de la patria de Fellini, Rossellini y Bertolucci, está convocado para llevar el cine boliviano a las cumbres estelares de la filmografía mundial. No falta mucho para que Paolo Agazzi llegue con grandes marquesinas a Cannes o más lejos aún; y no es simple deseo. Por ejemplo, en la segunda parte de la película, allí donde se recrea la violencia paramilitar que sufrió Bolivia durante la narco-dictadura de García Meza, hay una escena al mejor estilo de la Cinecittà: un grupo de represores disfrazados con máscaras gorilezcas buscan al líder opositor en una fiesta de disfraces en el Carnaval, y la violencia transcurre mientras todas las mascaritas despistadas bailan una música rock de los años 70 entre intermitentes “luces negras”.
Las dos realidades bolivianas, los rural y lo urbano, tan íntima y orgánicamente imbricadas en la historia, están presentes de manera nítida en este film de Agazzi. En la primera parte, vemos una infancia campesina marcada por la lucha de clases entre los señores feudales y los pongos sublevados; y en la segunda el argumento migra a las calles de la ciudad de Cochabamba con ese clima “clasemediero” donde los seres urbanos no logran evadirse plenamente de sus raíces rurales. No en vano se afirma que Cochabamba es una ciudad rural, posmoderna y revoltosa.
Como director de actores, Agazzi es un talento prodigioso. Produce placer ver actuar a Edwin Morales, Eddy Bravo, Edgar Vargas, María Teresa Sierra, Melita del Carpio, Willy Pérez, entre otros renombrados trabajadores del teatro que formaron un staff permanente bajo su dirección en otros proyectos como “Amargo Mar”.
En “Los Hermanos…” vimos brillar a actores amateurs como Juan José Taboada, Eduardo Torrico Laserna, Emma Junaro, Oscar Cortés o Jaime y Fernando Aguilar. O Ernesto Ferrante gestual en sus primeras armas. Ahí estaba también el entrañable Jorge Cardozo, “Potoco”, pronunciando unas líneas de antología (“No es método de lucha de la clase obrera matar al enemigo”). Y es que Vallejo escribió la novela desde una memoria histórica recurrente, la suya misma; y Agazzi la filmó para verla hoy más que nunca.
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Por Wilson García Mérida - (Datos & Análisis)Fue en un mercado bucanero, de esos que proliferan en los barrios del Gran Poder de La Paz, donde cedí a la tentación pirata viendo entre un mar de discos digitales un DVD con el título “Los hermanos Cartagena”, aquel filme que dirigió Paolo Agazzi en 1984 adaptando la novela “Hijo de Opa” de Gaby Vallejo. “Compra ya, compra ya” me dijo un alma pecadora y no tuve más remedio que violar inocentemente la Ley de Derechos de Autor, lo confieso desde la austeridad de mis bolsillos.
Pero no me arrepiento. Si bien “trucho”, el DVD en cuestión cuyo original fue lanzado en el 2003, me brindó uno gozo poco frecuente mirando una película boliviana. Casi a 20 años de su rodaje, la tecnología digital elevó a niveles asombrosos la calidad audiovisual del filme; y consecuentemente las imágenes de alta resolución y el sonido impecable “redefinieron” el contenido y la trama que son perfecta adaptación de una de las mejores obras de la literatura nacional; y a ello contribuyó la participación directa de la novelista, Gaby Vallejo, en la guionización de la versión cinematográfica. Esta bellísima dimensión en la forma y el fondo de la película, ahora remasterizada y digitalizada, no parecía tan contundente en el celuloide de 1984.
Así es que descubrimos a un director que viniendo de la escuela italiana, de la patria de Fellini, Rossellini y Bertolucci, está convocado para llevar el cine boliviano a las cumbres estelares de la filmografía mundial. No falta mucho para que Paolo Agazzi llegue con grandes marquesinas a Cannes o más lejos aún; y no es simple deseo. Por ejemplo, en la segunda parte de la película, allí donde se recrea la violencia paramilitar que sufrió Bolivia durante la narco-dictadura de García Meza, hay una escena al mejor estilo de la Cinecittà: un grupo de represores disfrazados con máscaras gorilezcas buscan al líder opositor en una fiesta de disfraces en el Carnaval, y la violencia transcurre mientras todas las mascaritas despistadas bailan una música rock de los años 70 entre intermitentes “luces negras”.
Las dos realidades bolivianas, los rural y lo urbano, tan íntima y orgánicamente imbricadas en la historia, están presentes de manera nítida en este film de Agazzi. En la primera parte, vemos una infancia campesina marcada por la lucha de clases entre los señores feudales y los pongos sublevados; y en la segunda el argumento migra a las calles de la ciudad de Cochabamba con ese clima “clasemediero” donde los seres urbanos no logran evadirse plenamente de sus raíces rurales. No en vano se afirma que Cochabamba es una ciudad rural, posmoderna y revoltosa.
Como director de actores, Agazzi es un talento prodigioso. Produce placer ver actuar a Edwin Morales, Eddy Bravo, Edgar Vargas, María Teresa Sierra, Melita del Carpio, Willy Pérez, entre otros renombrados trabajadores del teatro que formaron un staff permanente bajo su dirección en otros proyectos como “Amargo Mar”.
En “Los Hermanos…” vimos brillar a actores amateurs como Juan José Taboada, Eduardo Torrico Laserna, Emma Junaro, Oscar Cortés o Jaime y Fernando Aguilar. O Ernesto Ferrante gestual en sus primeras armas. Ahí estaba también el entrañable Jorge Cardozo, “Potoco”, pronunciando unas líneas de antología (“No es método de lucha de la clase obrera matar al enemigo”). Y es que Vallejo escribió la novela desde una memoria histórica recurrente, la suya misma; y Agazzi la filmó para verla hoy más que nunca.
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